Cuatro vertiginosos minutos iniciales repasan la carrera (cinco elepés) de Umpah-Pah en un bombardeo de imágenes, recortes y declaraciones. Vemos cómo disolvió al grupo en 1996, cómo hizo pinitos como actor de teatro y luego reapareció con su debut en solitario Pep a la llarga, al que seguirían dos álbumes más. Un dramático punto y aparte nos presenta al Puntí de hoy: agudo, reflexivo, delirante, complejo. Quedamos con él en su calle, tocando “El bulevard dels xiprers” en la puerta de su casa, después rasgando la guitarra en la plaza de su pueblo, y más tarde emocionándose al hablar del proceso compositivo y el mensaje de una canción.